Encontrarnos.
Escucharnos. Compartir nuestras historias como hombres, nuestros malestares y
alegrías.
Re-hacerse hombre no es un proceso que concluye en cinco minutos.
Requiere evocar emocionalmente muchas situaciones biográficas, generacionales y
arquetípicas en las que nuestra masculinidad se fue alejando cada vez más de
nuestra esencia y poniéndose al servicio de un modelo de convivencia basado en
la superioridad, el sometimiento y la escisión de una parte muy sagrada de
nosotros mismos. LEER MÁS