En las
oficinas de Médicos sin Fronteras se acumulan los certificados médicos y
legales de violencia sexual. Se guardan allí durante diez años. Por si las
mujeres agredidas deciden utilizarlos para denunciar. Son miles. La mayoría de
las víctimas nunca los solicitarán. Simplemente mantendrán la vista fija en el
horizonte y seguirán adelante. Algunas fueron violadas cuando la milicia asaltó
la aldea. Otras durante la huida. O en el campamento de refugiados. Quizá fue
un guerrillero. O un vecino. O un maestro. O un casco azul. Cada año, decenas
de miles de casos certificados de violación. Imposible saber el número real,
que es muy superior a lo que imaginamos. LEER MÁS