Sobre la función de la creatividad


Por Clarissa Pinkola Estés. Mientras uno está ocupado ejercitando su creatividad, su creatividad está ocupada tratando de hacer algo útil y digno de uno. Mi abuela Beneficia era una mujer muy interesada en las cuestiones relativas a lo mundano y lo espiritual. Creía que todo ser humano lleva consigo una parcela de tierra que le ha dado Dios, y que esa parcela tiene mil ojos, no tanto para vernos como para permitirnos ver lo cotidiano y lo que está más allá. A esta fuerza ella la llamaba “la luz”. En la psicología analítica, esta luz, simbolizada por Helios, es denominada el self (sí mismo o identidad). El self es consciente de todos los esquemas y pautas de la psique, de todos los ciclos comunes a los seres humanos, de los impulsos rituales; Jung postuló que, además, tiene acceso a cuestiones que están fuera del mundo material. Un artista joven e inexperto tal vez ignore que el proceso de pérdida y retorno es una de las cosas más importantes que puede enseñarnos la vida creativa. ¿Acaso creemos que la creación sólo consiste en “hacer cosas”? No, esa es su función más secundaria; su objetivo principal es hacernos, es decir, hacer de una persona (si tiene suerte) un ser de mil ojos, que sepa desplazarse con facilidad por el mundo terrenal y también por el de los espíritus. LEER MÁS