Por
Alfred López. El hecho de
que el año se inicie el 1 de enero no se designó tras un profundo estudio
astronómico que determinase que esa era la mejor fecha, sino que fue propiciada
gracias una rebelión que tuvo lugar en el año 155 a.C en el asentamiento de
Segeda y que acabó en las famosas Guerras Celtibéricas.