Por
Eugenia Rico. “Los
acusados de brujería fueron en su mayor parte mujeres: demasiado viejas, o
demasiado guapas, demasiado pobres o molestas en demasía. Las acusaron de
volar por los aires, de provocar tormentas quitándose las medias, de amamantar
sapos, de entrar por el ojo de una cerradura y sobre todo de copular con el
demonio. Y por tales crímenes las ahorcaron, las ahogaron en aceite hirviendo,
les arrancaron los pechos y las quemaron vivas...” LEER MÁS