La nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva da más seguridad y garantías jurídicas a las mujeres para ejercer su derecho a decidir libremente sobre su maternidad, y también contempla a las jóvenes de 16 y 17 años. Dos han sido los principales argumentos para defender que una menor de 18 años pueda decidir sobre su embarazo: la primera es que nuestra ley considera que ya pueden mantener relaciones sexuales o/y ser madres sin tener que pedir permiso a nadie y también las considera con capacidad legal para aceptar o no someterse a intervenciones quirúrgicas de gran envergadura. Siendo esto así legalmente ¿por qué no van a poder decidir ante un aborto, que no deja de ser un acto sanitario de bajo o medio riesgo? ¿No resulta contradictorio, por ejemplo, que una joven de 17 años, madre ya de un bebé, tenga que pedir permiso a alguien para que se le pueda practicar un aborto? Por edad y por circunstancias sociales algunas de esas menores son extremadamente vulnerables. Se sienten incapaces de ser madres pero pueden llegar a serlo sólo por no disponer de una firma. Si no es justo obligar a una mujer a proseguir con un embarazo contra su voluntad, menos lo es obligar a las más jovencitas. LEER MÁS