En esta montaña en Bulgaria (Villa de Nenkovo, Kurdzhali) hay una gran cueva que confirma las teorías de Maria Gimbutas sobre la existencia de una Gran Diosa Madre neolítica.
La cultura de la Vieja Europa consideraba las cuevas como la matriz de la Madre Tierra, dotada de poder y renovación cíclica.
Los cultos de fertilidad y las ceremonias de iniciación sexual se llevaban a cabo en estos sitios especiales donde hombres y mujeres practicaban cada primavera ritos de renovación de la vida.
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